Buenos Aires, julio 2018.- Ya sea por confusión o desconocimiento, muchas personas no saben distinguir la artrosis de la artritis. Si bien ambas son enfermedades reumáticas, sus causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento son diferentes.
Normalmente, los huesos no se friccionan ya que están recubiertos por un tejido cartilaginoso, firme y elástico. Las propiedades de este tejido y las del líquido sinovial permiten “almohadillar y lubricar” las articulaciones, facilitando su normal desplazamiento.
En la artrosis el cartílago se desgasta (degenera) en forma progresiva y lenta, produciendo un daño mecánico, y forma lo que comúnmente se conoce como “picos de loro”, es decir un sobrecrecimiento del hueso, o quistes (pequeños orificios). Éstos pueden observarse en las radiografías. “Esta enfermedad crónica puede presentar algún grado de inflamación e hinchazón. Algunos factores que pueden favorecer su aparición son: el envejecimiento, el sobrepeso, la sobrecarga y la predisposición genética”, explicó la Dra. Alejandra Babini, Jefa de reumatología del Hospital Italiano de Córdoba. Las mujeres tienen mayor posibilidad de presentar artrosis de manos y rodillas, a diferencia de los hombres, en quienes es más frecuente la artrosis de cadera.
Por otra parte, la artritis reumatoidea produce un daño inflamatorio. Si bien también es una enfermedad reumática crónica, difiere mucho de la artrosis ya que es autoinmune y, aunque afecta principalmente las articulaciones, puede comprometer otros órganos del cuerpo. “El sistema inmune deja de reconocer nuestros tejidos y, en consecuencia, produce una respuesta inflamatoria defensora, por ello aparece el dolor, la hinchazón y la rigidez en las articulaciones. Si no es tratada a tiempo produce destrucción de las articulaciones, discapacidad física y alteración de la calidad de vida”, aseguró la especialista.
¿Cuáles son los síntomas a los cuales debemos estar atentos?
La rigidez por la mañana, el dolor y la hinchazón articular, son los principales síntomas de la artritis reumatoidea. Algunos pacientes también pueden presentar debilidad generalizada, fatiga y, con menor frecuencia, fiebre. Pueden pasar 2 o 3 horas hasta lograr movilizarse con más soltura, necesitando ayuda de otra persona o de un objeto para incorporarse. A medida que transcurren las horas los síntomas suelen disminuir permitiendo el movimiento, pero retornan nuevamente tras el reposo prolongado. En cambio, la artrosis, que en general afecta a menos articulaciones, se presenta con dolor y rigidez hacia el final del día, tras el uso y la sobrecarga. Dependiendo de la articulación comprometida y la etapa de la enfermedad, pueden aparecer crujidos e inflamación.
Diagnóstico: clave para lograr una mejora en la calidad de vida
El diagnóstico de la artrosis se determina a través de la evaluación clínica de los síntomas y del examen físico, a diferencia de la artritis reumatoidea que requiere de estudios de sangre y de radiología y/o ecografía. La Dra. Babini afirmó: “hace aproximadamente 20 años veíamos diez sillas de ruedas en la sala de espera. Hoy, gracias a la difusión de información, los pacientes entienden la importancia de consultar ante los primeros síntomas para recibir un diagnóstico temprano y así, un tratamiento adecuado”.
Tratamiento
Si bien no existe cura para estas enfermedades, es el especialista reumatólogo quien indicará el tratamiento adecuado para reducir el dolor, controlar la enfermedad y evitar la aparición de deformaciones y de discapacidad.
“Para controlar el dolor de la artrosis utilizamos analgésicos y antiinflamatorios. Podemos trabajar en la corrección de la postura, indicar rehabilitación y aumentar la tonicidad muscular para mejorar el movimiento de la articulación”, puntualizó la experta. El progreso de la enfermedad no puede detenerse pero sí controlarse. “En la artritis, la inflamación se trata con medicación específica modificadora de la enfermedad para corregir el daño inmunológico que provoca y así, frenar la evolución. Si no se logran resultados mediante las drogas de tipo sintético, debemos avanzar con la utilización de biológicos o pequeñas moléculas”, finalizó la Dra. Babini.
Fuente: http://www.reumaquiensos.org.ar