¡¡FELICITACIONES A LOS GANADORES!!
Durante el 8°Congreso de Pacientes de reumatología se realizaron el concurso literario y el concurso fotográfico.
La temática estuvo basada en el tema RETRATOS DE CUARENTENA, con imágenes o relatos de momentos, situaciones y/o experiencias vividas dentro del aislamiento social.
Los participantes fueron pacientes o familiares de pacientes con enfermedades reumatológicas que pertenecían a cualquiera de las Asociaciones Organizadoras.
Los jurados fueron la Profesora Laura Malosetti en el concurso literario y el Dr. Luis Fernando Somma en el concurso fotográfico . Los mismos eligieron ganadores en la categoría (Poesía, Cuento, Fotografiar Libre Cromática y fotografía Libre Monocromo). Los ganadores presentaron sus fotos , cuento y poesía durante el Congreso . ¡¡Felicitaciones!!
Concurso Fotográfico:
Fotografía Monocromática:
Maria Laura Recepter.
«Aceptando mis manos»
https://vimeo.com/485982808
Fotografía Color:
Mariela Ughy
Infancia en pandemia
https://vimeo.com/485982834
Concurso Literario
Cuento:
Pedro Herrera
Kayak
-Deje. Deje. Yo lo bajo-dijo Miguel.
Mientras tanto yo, me acomodaba el chaleco e iba dejando los anteojos en la mesa de jardín.
El kayak estaba cerca del agua y Miguel con dificultades salía de ella, levantando las piernas como si algo lo amarrara…
-Ya sabe cómo es esto.
Tomé el remo, me adentré al kayak y con él al agua.
Remé en diagonal lo suficiente para alejarme de la costa y de a poco fui perdiendo los gritos de adultos que como chicos, corrían a meterse a la pileta entre exclamaciones y carcajadas.
Desde el ras del agua veía de lejos al club como un edificio blanco y azul.
Retomé hacia el centro de esa laguna ciega, espesa y marrón.
Las olas no eran grandes ni mucho menos, pero cualquiera sabe que una leve brisa es un sismo para esta cáscara…
El sol estaba muy fuerte a esa hora del atardecer y su reflejo en el agua potenciaba la luz casi blanca que me hacían doler y cerrar los ojos por un rato…
No me interesa el deporte, pero al kayak lo tomaba como una idea, como una metáfora de alejarme un poco del ruido, como si explorara una parte del planeta que no era necesario caminar.
Me fui lejos, lejísimo de Miguel y las advertencias…Ya había perdido la orientación por completo pero divisaba el horizonte y los árboles del monte…había allí, una soledad sorprendente y adrenalínica, pues en algún momento debería volver pero no sabía si podría, y sobre todo en mi estado… Disfruté los cigarrillos que tome de alguien, supongo de Miguel. Los disfruté más.
De todas maneras, la noche empezó a caer y a cubrir como una sábana azul oscura casi negra la laguna…yo estaba acostado sobre el Kayak…
Creo que me he quedado dormido un tiempo prudente, ya que no recuerdo de qué manera caí y comencé a hundirme, puesto que ya me había sacado el chaleco y usado como almohada al recostarme. De alguna manera, en un trip de lucidez, desee, en el fondo, irme…
Tengo conciencia de intentar flotar boca arriba, pero las olas espumosas me cubrían la boca y la verdad era muy complicado emprender esa empresa, más en mi estado.
No tenía miedo, me dejé ir, me fui lejos hacia el fondo, abrí los ojos en la putrefacción marrón de esa laguna y sentía las algas o no sé qué, tocándome la cara, las piernas y el cuerpo como si una mantis religiosa gigante se posara sobre mí.
Me estaba yendo…cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad entendí el lugar, y vi una habitación, yo, estaba dentro de una habitáculo subacuático, una pieza, reconocí como pude lugares comunes, y me pregunté, ¿esto es morir?
Era la habitación de mi infancia, la casa de mis padres. Allí estaba todo. Mi cama, mis botines de fútbol, el poster de Diego con el puño izquierdo en alto, mis lápices, pinceles, mis libros, las cartas, mis escritores muertos, mis músicos muertos, botellas…y las pastillas.
Fue intenso, recordé cuando iba al Boxing club, a tirar guantes y a que me rompan la cara, era un placer ver cómo me daba el negro Ruiz, cross de derecha, de izquierda, apercat y al suelo. De todas formas me iba contento de tocarle la cara de un tortazo en algún entrevero.
Después de todo es eso la vida, arrancarle un beso o un tortazo sabiendo que vas a perder de todas formas. Alguien me dijo que los recuerdos primero pasan por el cuerpo. Realmente lo viví.
Pero en fin en esta caída las paredes parecía que crecían a medida que yo descendía.
Veía todas las cosas que en cámara lenta me observaban. Ellas estaban ahí desde siempre, yo era un turista en esa realidad. En esa memoria.
Viví otros fangosos recuerdos como un sueño que en algún momento de mi vida habrían sido significativos, que se yo. A algunos los viví con vergüenza, intenté salir de ellos como quien se saca una telaraña de la cara desesperadamente, la culpa es pringosa.
Alguien me saludaba por la ventana del living, un niño. Lo único puro y claro que pude observar. Le pedí como una plegaria silenciosa, solo mirándolo:
Aclarame!, aclarame.
(Quizás sea mucho)
Déjame mirarte e irme en algún brillo de tu inocencia
Esa que derrumba todas las autoridades.
Aclárame y déjame concluir,
sería un lindo final,
Si dejara un último recuerdo en vos
Q me deje en paz huir,
De este laberinto que nos crearon
En cuyo centro, sospecho,
Ya no hay nada para mí.
Igual, dame un tiempo para mentirme y jugar a escondidas
A jugar a creer, a ser como vos…
Plop… El niño se esfumó.
Una mano desde arriba me toma de los pelos, luego de las axilas, alguien más me ata una soga o algo por debajo de los brazos, veo luces azules y rojas, escucho silbatos, y bullicio de hombres alterados…
Mientras los socios del club aplaudían y gritaban avivando, la policía, la ambulancia y Miguel, el enfermero, quien estaba desaforado, esta vez me ajustó más de lo normal el chaleco y me inmovilizó con mucha fuerza a la cama, mi kayak.
El negro Ruiz me insultaba.
El niño sonreía
Mi familia insiste en que voy a estar bien, que es el mejor lugar con parque y vista al lago.
Pero a los socios no los escuchan.
¡Cómo cuesta la baja de este club!
Poesía:
Blanca Zintak
Cuando llega el silencio
Las palabras son aves con las alas cortadas
de un mundo agonizante como animal herido.
El tiempo desgarrado que no entiende la nada
ya detiene su paso pesado y aturdido…
Y llega el “gran silencio”, amigo, compañero
de tanta vida envuelta en retazos de olvidos,
y desnuda de a uno los soles y las sombras
que duelen como heridas cumpliendo su designio.
Y lo amé con locura, dulce espejo que nombra
insonoras figuras de sueños escondidos…
y del dorado cofre brotó mi niña pura
entre lágrimas claras de un manantial dormido.
¡Cuántas almas se ocultan por siempre en sus barbijos
como en una mortaja que arrebata sus cantos!
hasta que se desatan madejas de suspiros…
cuando llega “el silencio”, cuando al fin escuchamos
que la vida es el grito de silencio callado.