¿Qué son los dolores de crecimiento?
Los dolores de crecimiento, actualmente conocidos como dolores benignos nocturnos de la infancia son dolores característicamente localizados en las extremididades, con mayor frecuencia en los miembros inferiores (piernas), de características benignas, es decir no se asocian con enfermedad ni secuelas. Afectan habitualmente a niños de entre 3 y 12 años
¿Son frecuentes?
Si, los dolores de crecimiento constituyen uno de los motivos más frecuentes de consulta al pediatra. Dependiendo de la edad hasta un 44% de los niños pueden padecerlos.
¿Cuál es la causa?
La causa es desconocida. Existen diversas teorías respecto a su origen ninguna ha podido demostrar ser causa directa del dolor. Entre las más relevantes, se proponen como causales la fatiga tanto muscular como ósea, bajo umbral al dolor (mayor sensibilidad al estimulo) y componentes emocionales.
¿Qué síntomas tiene?
Dolor que presenta las siguientes características:
Tipo de dolor: profundos, muchas veces referidos como calambres
Localización: principalmente en miembros inferiores (canillas, gemelos, muslos o hueco poplíteo), bilateral
Momento de aparición: Final de la tarde o por la noche, pueden despertar al niño. Desaparece por la mañana
Intensidad: variable, de muy leve a muy intensa
Duración: habitualmente 10-30 minutos, aunque puede durar horas
Frecuencia: intermitentes, intervalos de días a semanas. En algunos niños pueden aparecer de forma diaria.
Factores desencadenantes: usualmente se asocian con ejercicio, apareciendo los días de mayor actividad.
Síntomas asociados: cefalea, dolor abdominal
¿Cómo se diagnostica?
Las características típicas del dolor (ver síntomas) combinado con una exploración física normal, confirman el diagnóstico. No es necesario la solicitud de estudios complementarios (análisis de laboratorio, radiografías, ecografías, etc.) salvo en aquellos casos en los que el dolor no tenga las características típicas o por el examen físico y anamnesis se planteen otros diagnósticos diferenciales.
¿Cómo es el tratamiento?
El primer lugar tranquilizar al niño y la familia, explicando la naturaleza benigna del dolor, que no se asocia con enfermedad ni deja secuelas. Para las crisis de dolor pueden resultar útiles los masajes de la zona y la administración de analgésicos (paracetamol, ibuprofeno). La actividad física con ejercicios de elongación puede colaborar a disminuir el número de crisis.
¿Cómo es el pronóstico y seguimiento?
El pronóstico es muy bueno, los dolores de crecimiento desaparecen al final de la infancia.
Grupo de Estudio Pediatría (GESAR PED)