La Artritis Séptica (AS) es un cuadro infeccioso producido por la invasión de gérmenes (bacterias, virus, hongos) en las articulaciones.
Para que se produzca esta enfermedad es necesario que la bacteria llegue a la articulación. Si la bacteria encuentra un ámbito propicio para su desarrollo, se multiplica y genera un proceso inflamatorio agudo en un lugar muy peculiar ya que las articulaciones son casi sitios cerrados.
La formación del líquido inflamatorio provoca un aumento de la presión dentro de la cavidad articular, que si no es controlada rápidamente, puede provocar daños irreversibles a las articulaciones afectadas.
Síntomas
- Fiebre
- Escalofríos
- Dolor
- Enrojecimiento
- Hinchazón de las articulaciones afectadas
- Imposibilidad de mover las articulaciones afectadas
Esto no difiere mucho de los síntomas articulares de muchas de las enfermedades reumáticas, por eso es un verdadero desafío médico discriminar entre una articulación comprometida por una infección y los síntomas de reactivación de la enfermedad reumática.
Dado que la mayoría de los pacientes reumáticos toma remedios que bajan la temperatura, la fiebre puede estar ausente pero si está presente es muy probable que el proceso sea infeccioso.
También debe ser sospechada una infección cuando ante un supuesto brote se afecta una sola articulación o la articulación afectada no es de las comprometidas habitualmente durante un brote de la enfermedad reumática. O bien cuando, durante un brote, una o más articulaciones persisten inflamadas a pesar del tratamiento instaurado.
Causas
Los gérmenes llegan a las articulaciones por diversas vías:
- Directa: ante un traumatismo, por ej. un accidente de tránsito, que lesione los tejidos vecinos y deje expuesta la articulación al medio ambiente contaminándose con las bacterias del mismo.
- Procedimientos invasivos: una articulación que debe ser punzada o sometida a cirugía tiene posibilidades que bacterias del propio paciente o del medio hospitalario la alcancen.
- Vecindad: un proceso infeccioso cercano, por ej. una infección del hueso, puede difundirse hacia la articulación vecina. Esta es una vía muy frecuente en los niños.
- Sangre: Este es el mecanismo más frecuente en los adultos. Desde un sitio donde existe una infección las bacterias pueden pasar a la sangre y depositarse en la membrana que cubre las articulaciones desarrollando una AS. En muchas oportunidades el foco infeccioso no es recordado por el paciente ni detectado por el médico, sin embargo debe sospecharse siempre el posible origen cutáneo (por ej. forúnculos) por el predominio de infecciones producidos por gérmenes ubicados en ese sitio. También el origen puede estar en el aparato génito-urinario y en infecciones odontológicas.
Es más frecuente la AS en los pacientes reumáticos dado que las bacterias tienen más posibilidades de localizarse sobre articulaciones con lesiones previas y mucho más si están inflamadas en el momento de la bacteriemia. Es por ello que en las enfermedades reumáticas y en especial en la Artritis Reumatoidea la posibilidad de desarrollar una AS es mucho más alta que en la población general.
En los pacientes con Artritis Reumatoidea es también mayor el riesgo de ser afectada más de una articulación. Las articulaciones de la rodilla y cadera son las más frecuentemente afectadas. El 60% de los adultos con AS presentan alguna lesión articular previa.
Otros factores:
Todo proceso que disminuya las defensas favorece las infecciones:
- Diabetes
- Tabaquismo
- Insuficiencia rena
- Drogadicción endovenosa
- Prótesis ortopédicas
- Infiltraciones
- Úlceras en la piel
- Medicamentos que alteran la inmunidad
Cerca del 80% de los adultos con AS tienen uno o más factores de riesgo.
Diagnóstico
El diagnóstico se realiza a través de una punción de la articulación para sacar líquido y analizarlo.
El más importante de todos los estudios que se realizan es en de cultivos para la búsqueda del gémen causante, por eso el paciente no debe tomar antibióticos antes de la punción ya que estos interfieren en los cultivos.
La obtención de líquido articular con pus orienta al origen infeccioso del problema y el médico indicará antibióticos hasta el resultado de los cultivos que pueden tardar varios días según el gérmen causante.
También se realizan cultivos de sangre y estudios de laboratorio para una mejor evaluación.
Otros estudios, aún los más avanzados, como Resonancia Nuclear Magnética, Tomografía computada, ecografía, etc. son muy útiles para detectar la presencia de líquido articular pero incapaces para determinar si está infectado o no. Por lo tanto la punción articular no sólo es diagnóstico sino que es el primer paso de un tratamiento ya que al disminuir la presion dentro de la cavidad articular, ayuda a que la articulación no quede dañada y permite que los antibióticos lleguen al sitio de infección.
Tratamiento
- Internación: el cuadro es una emergencia y requiere medidas y controles que son muy difíciles de realizar en forma ambulatoria.
- Drenaje de la articulación: a través de punciones articulares con aguja repetidas diariamente hasta que no haya más líquido para descomprimir la articulación y controlar la evolución. Este un excelente método que permite la visualización de la articulación a través de un endoscopio y efectuar los procedimientos adecuados. Excepcionalmente se puede sugerir apertura quirúrgica de la articulación, cuando sea difícil acceder a la misma por los otros métodos.
- Antibióticos: por via endovenosa al inicio del tratamiento. Estarán basados en la sospecha del gérmen causante y luego se adecuarán a los resultados de los cultivos. Si la evolución es adecuada, al cabo de unos días se indicarán antibióticos por vía oral siempre y cuando sea posible según los resultados de los cultivos. La duración total del tratamiento habitualmente es de 2 a 3 semanas, excepcionalmente pueden ser mas extensos (por ej. por hongos o Tuberculosis).
- Movilización articular precoz: para prevenir la atrofia muscular y limitaciones en la movilidad articular (sin permitir apoyo al principio) si la articulación afectada es del miembro inferior.
- Rehabilitación kinésica.
Asimismo, el médico tendrá que consultar a otros colegas dado que la AS es una enfermedad que requiere un enfoque multidisciplinario: Reumatólogo, Clínico, Ortopedista, infectólogo, Fisiatra.
Este proceso es curable y sin secuelas, pero para ello debe consultar precozmente y tomarse las medidas adecuadas en forma perentoria.
Recomendaciones generales para mejorar la calidad de vida
Para prevenir estos cuadros lo más importante es cumplir con las pautas indicadas por el médico reumatólogo para controlarla enfermedad reumática (incluyendo vacunas).
Es importante eliminar o tener bajo control los factores de riesgo: diabetes, tabaco, alcohol, drogadicción intravenosa, artrosis, etc.
Estas medidas impedirán o atenuarán las lesiones articulares, los eventos asociados a las AS y se eliminarán los potenciales focos infecciosos.
Otros datos
La predisposición de los pacientes con enfermedades reumáticas a padecer infecciones se puede deber a la disminución de las defensas que produce la propia enfermedad, los tratamientos que se administran, la concomitancia de otros factores asociados (por ej. diabetes o lesiones en la piel), procedimientos médicos a que pueda ser necesario someterse (por ej. punciones, cirugías) etc.
La mayoría de las veces, este aumento del riesgo de infecciones se debe a la suma de varios de estos factores.
Estas infecciones pueden ser muy riesgosas para los pacientes, tales como las infecciones del sistema nervioso (meningitis; encefalitis) o del aparato respiratorio (neumonía) y en otras infecciones, si bien no corre riesgo la vida de los pacientes, son capaces de generar secuelas importantes que pueden deteriorar su calidad de vida.
Dentro de estas enfermedades que producen baja mortalidad pero con la posibilidad de causar daño articular importante se encuentran las AS, por este motivo deben ser consideradas emergencias infectológicas.